El dramático suceso acaecido hace cuarenta años en el aeropuerto de los Rodeos alimentó desde un principio todo tipo de hipótesis e hizo correr ríos de tinta, como no podía ser de otro modo. Historias sobre tráfico de uranio, de premoniciones o aparecidos, encontraron un caldo de cultivo excelente en aquellos días. Uno de los libros que recoge las claves del trágico episodio protagonizado por los dos 747 de la Pan Am y la KLM, que colisionaron tras rodar por la misma pista, es Catástrofe 77, el viaje interrumpido, de Juanca Romero Hasmen.
Si ya se ha escrito tanto sobre este accidente, ¿cuál es la principal diferencia entre aquella publicación y la que ahora nos presenta Rolan Galeas? Pues bien, ambas recogen información técnica detallada de lo sucedido, pero Galeas incorpora una parte eminentemente humana al recrear los sentimientos, conversaciones e historias personales de algunas de las víctimas. Indudablemente, este aspecto novelesco permite que el lector se acerque a la tragedia desde una perspectiva más empática y que logra provocar intensas emociones.
El texto está escrito con un estilo hiperrealista, cargado de datos documentales y de hispanoamericanismos que delatan el origen del autor y su vivencia del suceso desde los recuerdos de un niño que, disfrutando de un placentero día de playa, se vio sorprendido por la nefasta noticia escuchada en la radio. El impacto emocional de ese recuerdo de la infancia inspira este relato. No hay concesiones a lo retórico ni ornamental. El estilo se hace desnudo y directo para presentar la evolución psicológica de los personajes desde la ilusión del inicio del viaje a los diferentes matices de desesperación cuando descubren su luctuoso destino final.
Mar Gutiérrez Martínez
(Profesora de Lengua y Literatura. IES San Isidro,
Azuqueca de Henares, Guadalajara)
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