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Para muchos autores el hecho de publicar con un pseudónimo es algo del pasado. Pero la censura o la posibilidad de expresar ideas polémicas sin temor a las consecuencias no son los únicos motivos por los que un escritor puede decidir utilizar un nombre ficticio.
Publicar bajo un pseudónimo ha sido algo habitual a lo largo de la historia de la literatura. Un ejemplo clásico es el de las mujeres que se vieron obligadas a ocultar su identidad bajo pseudónimos masculinos para que sus escritos vieran la luz. Este fue el caso de la autora de Cumbres Borrascosas Emily Brönte y sus hermanas que escribieron bajo los nombres de Currer, Ellis y Acton Bell.
Pero a pesar de la leyenda negra que persigue el uso de los pseudónimos en la actualidad podemos encontrar autores que han alcanzado el éxito empleándolos. Todos tenemos en la memoria a jorge Díaz, agustín Martínez y Antonio mercero que escribieron novelas de corte policíaco bajo el nombre de carmen mola hasta que ganaron el premio Planeta en 2021 y se desveló la verdad.
¿Qué es una firma con pseudónimo?
Se podría definir el pseudónimo como un nombre artístico, una identidad falsa detrás de la cuál el autor se esconde para dar rienda suelta a sus creatividad o con el fin de expresar opiniones controvertidas.
¿Por qué algunos escritores usan pseudónimos?
Existen múltiples razones para publicar bajo un pseudónimo. Algunos autores quieren distanciarse del peso del nombre familiar para darse a conocer por méritos propios y otros simplemente desean tener un nombre algo más comercial para así intentar que suba el volumen de ventas.
Y por supuesto, no hay que olvidar que en algunos concursos literarios los pseudónimos son unas herramientas muy útiles para que el jurado pueda valorar la calidad de la obra sin dejarse influir por otras consideraciones.
La importancia de escoger un buen pseudónimo
Tal y como hemos comentado arriba, el pseudónimo puede usarse por motivos comerciales. Cualquier autor debe pensar detenidamente si quiere darse a conocer bajo un pseudónimo y cuál va a ser dicho nombre. Si se escoge sabiamente, un pseudónimo puede ayudar a que el autor conecte con su público y sea recordado a lo largo del tiempo
¿Sabías que Gustavo Adolfo Bécquer se llamaba en realidad Adolfo Domínguez Bastida? Se trataba de un nombre y unos apellidos demasiado comunes para destacar en el panorama literario de la época por lo que el autor buscó alternativas entre los nombres de sus antepasados.
En definitiva, publicar bajo un pseudónimo no tiene por qué estar asociado a la timidez, la censura o la controversia. El nombre del autor de un libro es un reclamo más para atraer a los lectores y puedes aprovecharlo para aumentar tus posibilidades de hacerte un hueco en el mundo editorial.